lunes, 10 de noviembre de 2008

Extraño tu pequeño abismo,
ese precipicio donde dolió harto la caída
donde no pude ni sikiera dejar rastro
donde quise entrar y solo hallé la puerta de salida.

Me intimidas, contigo siempre retrocedo
me defiendo
pequeña humanidad en envase diáfano y distinto
cada palabra tuya es golpe recto y certero.

Subimos al mismo ring
esa pequeña jaula donde perdí un poco de hombría
parecía que mentía
pero ninguna mentira fue tan cierta
ninguna palabra tan mal dicha,
tan mal interpretada
tan usada en veces de miles,
en miles de tantos
en brazos de algunos
en boca de tonto.

No me atreví a decir más
tal vez cuando te vaya al frente,
cuando te derribe de nuevo y te muerda
cuando salte a tu cuello de improviso y trascienda
o simplemente me desarmes tu primero.